Adelgazar es igual a quemar o gastar más calorías de las que se consumen. Andar, respirar o incluso dormir consume calorías, pero no en la misma medida que correr, saltar o montar bicicleta.
Ahora bien, ¿qué hacer para adelgazar? La base para iniciar un programa de adelgazamiento es establecer rutinas de ejercicios y de alimentación. Estas rutinas deberán ser constantes para que a largo plazo se puedan distinguir los cambios.
La rutina de alimentación ocupará el 70% del éxito, puesto que, si disminuimos el aporte calórico el cuerpo precisará de la obtención de grasas para mantener el nivel de energía. Esta rutina empezará por comer los alimentos de mayor aporte por la mañana y al mediodía, y los de menor aporte por la noche. Alimentos como pescados, verduras o pasta son de gran ayuda.
En cuanto al trabajo físico, cualquier actividad será de ayuda, como por ejemplo hacer bicicleta estática durante 15 minutos, o en caso de no disponer de ella, andar o correr una vez al día. Da igual el tiempo, con activar el cuerpo físicamente ya se avanzará mucho hacia el camino de lograr un peso ideal.
Combinar una buena dieta (70%) con un buen ejercicio físico (30%) es directamente proporcional a un éxito seguro. Solo hace falta constancia y fuerza de voluntad.
Una dieta balanceada es una responsabilidad de voluntad
Los alimentos dan energía de 3 fuentes diferentes: hidratos de carbono, proteínas, y grasas. Establecer una correcta repartición de estas fuentes es básico para una correcta alimentación, y a la vez, para una disminución de grasas, lo que se traduce en pérdida de peso, si anteriormente no se seguía un procedimiento similar.
Una buena proporción es tomar 40% de hidratos de carbono, 40% de proteínas y un 20% de grasas. Siempre siendo conscientes que tomar grasas o hidratos de carbono temprano durante el día será mejor, puesto que tendríamos más tiempo durante el día para quemarlos, por lo que evitar estas fuentes en la cena será vital.
¿Qué comer?
Proteínas. Algunos alimentos que llevan proteínas son el pescado, la leche, los huevos, el atún, el pavo o el pollo. Mientras que alimentos ricos en hidratos de carbono podemos mencionar el arroz, la pasta, las patatas, el pan o los frutos secos.
Comenzar el día con una tostada de pavo y queso blanco, continuarla con un vaso de té y seguirla con una comida poco copiosa es importante. Respetando siempre las proporciones, que nunca deben tener por delante las grasas al resto de fuentes.